RELICARIO DE MARIA MADELEINE Y 6 SANTOS

Raro gran relicario de bronce plateado, cuyo interior está cuidadosamente adornado con hilos de oro y motivos radiantes en pan de oro, típicos de la estética del barroco tardío. Todo el conjunto reposa sobre un fondo de tela roja, que crea un contraste llamativo y resalta las reliquias. Este color, omnipresente en la liturgia cristiana, simboliza la sangre de Cristo y su sacrificio redentor.

Siete reliquias están dispuestas en círculo alrededor de un elemento central, cada una acompañada de una etiqueta manuscrita en latín que identifica a las santas correspondientes. Se trata de fragmentos de huesos —reliquias de primera clase— o de trozos de telas sagradas —reliquias de segunda clase— asociadas a vírgenes y mártires tanto de la Iglesia primitiva como de épocas más modernas.

"Ex Oss. S. M. Magdalenae pen."
→ *Ex ossibus Sanctae Mariae Magdalenae paenitentis*
Traducción: De los huesos de Santa María Magdalena, penitente

"Ex Oss. S. Christinae V. & M."
→ *Ex ossibus Sanctae Christinae Virginis et Martyris*
Traducción: De los huesos de Santa Cristina, virgen y mártir

"Ex Tela liquore S. Teresiae V. imbuta."
→ *Ex tela liquore Sanctae Teresiae Virginis imbuta*
Traducción: De una tela impregnada con la sangre sagrada de Santa Teresa, virgen

"Ex Oss. S. Exuperantiae V."
→ *Ex ossibus Sanctae Exuperantiae Virginis*
Traducción: De los huesos de Santa Exuperancia, virgen

"Ex Oss. S. Anastasiae V. & M."
→ *Ex ossibus Sanctae Anastasiae Virginis et Martyris*
Traducción: De los huesos de Santa Anastasia, virgen y mártir

"Ex Oss. S. Euphrasiae V."
→ *Ex ossibus Sanctae Euphrasiae Virginis*
Traducción: De los huesos de Santa Eufrasia, virgen

"Ex Oss. S. Agnetis V. & M."
→ *Ex ossibus Sanctae Agnetis Virginis et Martyris*
Traducción: De los huesos de Santa Inés, virgen y mártir

Buen estado de conservación con su cristal original.

No ha sido abierto.

Sello eclesiástico y hilos de seda presentes.

ÉPOCA: siglo XVIII
DIMENSIONES: 7 cm x 5,5 cm
TAMAÑO: 2,8" x 2,2"

Este relicario reúne a siete santas del cristianismo, cuya selección no parece fortuita. Todas encarnan modelos de virtud femenina apreciados en la espiritualidad católica, especialmente en el contexto de la Contrarreforma. Lo que tienen en común es la pureza, la fidelidad a Cristo y el heroísmo espiritual.

La mayoría de ellas son vírgenes y mártires, como Santa Inés, Santa Anastasia o Santa Cristina. Estas jóvenes, muchas veces provenientes de los primeros siglos de la Iglesia, prefirieron enfrentar la tortura y la muerte antes que renegar de su fe o de su castidad. Su martirio es un testimonio radical de amor a Dios, y se han convertido en íconos de valor y santidad.

Otras, como Santa Eufrasia y Santa Exuperancia, representan el modelo de vida consagrada, marcada por la ascesis, la oración y la retirada del mundo. Santa Teresa de Ávila, por su parte, encarna el ideal místico de la unión del alma con Dios. Su influencia dentro del Carmelo, su obra espiritual y su rigor interior la convierten en una figura central de la reforma católica.

Por último, Santa María Magdalena, aunque no fue virgen ni mártir, ocupa un lugar especial. Es la gran penitente del Evangelio, la que, tras una vida pecadora, se convierte radicalmente al amor de Cristo. De este modo, se transforma en un modelo de transformación espiritual, muy valorado en la piedad barroca.

En conjunto, estas santas forman una constelación de virtudes: pureza, fe, penitencia, martirio, renuncia, contemplación. Su reunión en un solo relicario sugiere una devoción orientada hacia el ideal femenino cristiano, centrado en el amor absoluto a Dios, la fidelidad al Evangelio y el sacrificio personal. Un conjunto así podría haber estado destinado a una comunidad religiosa femenina, a un oratorio privado o a un devoto en busca de protección, inspiración e intercesión.