Entre los mártires de la Antigüedad cristiana, pocas figuras han atravesado los siglos con tanta fuerza como santa Perpetua, joven mujer de noble nacimiento, madre de un lactante, ardiente catecúmena y testigo heroica de la fe en el corazón de las persecuciones del Imperio romano. Su muerte, compartida con su amiga santa Felicidad y varios compañeros mártires, sigue siendo uno de los relatos mejor documentados de la época y uno de los más conmovedores.
Reliquias de santa Perpetua en Relics.es
El texto conocido con el nombre de Pasión de Perpetua y Felicidad, redactado en parte por la propia Perpetua, constituye un testimonio único: es uno de los escasos escritos del cristianismo primitivo de estilo autobiográfico y uno de los primeros textos atribuidos a una mujer. Este precioso documento ofrece un acceso directo a las emociones, a las visiones místicas y a las luchas interiores de una joven cristiana frente a lo inevitable.
Este artículo propone una exploración completa de la vida de Perpetua, desde su detención hasta su martirio, de sus visiones, de su personalidad y del inmenso eco espiritual que ha dejado en la historia cristiana.
El contexto histórico
La situación de la Iglesia a comienzos del siglo III
En tiempos de Perpetua, el cristianismo sigue siendo un movimiento minoritario. Las comunidades están organizadas, pero a menudo son perseguidas localmente. En el año 203, fecha probable de su martirio, el emperador Septimio Severo aún no ha desencadenado una persecución generalizada, pero las tensiones religiosas y políticas son fuertes en el África romana.
Cartago, gran metrópoli del norte de África, es entonces un centro cultural floreciente. Es también una región en la que el cristianismo progresa rápidamente, lo que acaba por atraer la atención de las autoridades.
El papel de las mujeres en la Iglesia africana
Contrariamente a ciertos prejuicios, las mujeres desempeñan un papel clave en el cristianismo africano:
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algunas son catequistas;
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otras sirven a la comunidad mediante la acogida y la caridad;
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muchas viven la fe en familia, transmitiendo el mensaje de Cristo a los niños.
Perpetua se inscribe en esta herencia. El hecho de que haya redactado un texto espiritual muestra que la tradición africana reconocía el valor y la voz de las mujeres creyentes.
La vida personal de Perpetua
Una joven de familia noble
Perpetua procede de una familia acomodada, probablemente de rango municipal. Su padre, pagano ferviente, ejerce una fuerte autoridad moral en el seno de la familia. Ella, en cambio, se ha vuelto hacia el cristianismo, probablemente influida por amigos y por maestros catequistas como Saturus.
Perpetua está casada —no se ha conservado el nombre de su esposo— y es madre de un niño muy pequeño que aún es amamantado. Este dato central hace que su testimonio sea todavía más conmovedor.
El impacto de la conversión
Perpetua abrazó la fe con plena conciencia. Su decisión de hacerse cristiana hiere profundamente a su padre, que percibe esta religión como un peligro social. Las conversaciones que mantienen en la cárcel ilustran este desgarro familiar:
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el padre quiere salvar a su hija,
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Perpetua quiere salvar su alma.
Este conflicto interior atraviesa toda la narración y pone de relieve la determinación espiritual de la joven.
La detención y el encarcelamiento
El grupo de mártires
Perpetua es arrestada junto con:
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Felicidad, joven esclava embarazada de ocho meses;
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Saturus, su maestro catequista;
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Revocatus;
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Saturninus;
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Secundulus, que más tarde murió en la cárcel.
El grupo representa la diversidad de la Iglesia: hombres y mujeres, libres y esclavos, instruidos y sencillos. Todos están unidos por un bautismo reciente y una fe ardiente.
Las terribles condiciones de la cárcel
La misma Perpetua describe la primera noche en prisión: el calor, el aire irrespirable, la brutalidad de los carceleros, las cadenas demasiado pesadas. Se derrumba psicológicamente hasta que le permiten tener a su hijo consigo.
La presencia de su bebé transforma su prueba: recupera inmediatamente la fuerza y la paz interior. Esta escena se convirtió en uno de los pasajes más célebres de su Pasión.
La presión del padre
Su padre viene a suplicarle en varias ocasiones:
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«¡Ten piedad de tu hijo!»
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«¡Piensa en tu familia!»
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«¡Reniega de tu fe!»
En cada visita, él se derrumba llorando, le toma las manos y le muestra su angustia. Perpetua permanece inquebrantable, pero profundamente conmovida. Ella escribe:
«Era yo quien lloraba por la vejez de mi padre.»
La dimensión psicológica del texto sigue impresionando a los historiadores modernos.
El proceso
La audiencia ante el procurador Hilarianus
El tribunal romano exige una sola cosa: abjurar.
El ritual judicial consiste en «sacrificar a los dioses de Roma y al emperador». Para un cristiano, este gesto es impensable.
Cuando su padre interviene gritando, es brutalmente golpeado. Perpetua relata la escena con un profundo dolor.
La respuesta de Perpetua
Cuando Hilarianus le ordena sacrificar, ella responde:
«Soy cristiana.»
Se trata de un acto de auto-condena. Las autoridades no tienen que demostrar nada: esta simple declaración basta.
Perpetua es condenada a ser expuesta a las fieras en el anfiteatro, con motivo de las fiestas imperiales en honor de Geta, hijo del emperador.
Las visiones de Perpetua
Son precisamente estas visiones las que han hecho de Perpetua una figura única en la literatura cristiana. Unen mística, teología y psicología, y figuran entre los primeros relatos visionarios femeninos de la historia.
La escalera hacia el cielo
En su primera visión, Perpetua ve una escalera inmensa que sube al cielo, rodeada de armas afiladas. Abajo, un dragón amenazador. Ella pisa la cabeza del dragón y sube.
En la parte superior encuentra un jardín luminoso donde un pastor le ofrece queso en señal de paz.
Es una visión de salvación, signo de que vencerá al mal y alcanzará la vida eterna.
El combate del gladiador
En otra visión, se ve a sí misma combatiendo bajo la forma de un gladiador. Sale victoriosa con la ayuda de Dios.
Esta visión anticipa su lucha espiritual en la arena.
La oración por su hermanito Dinócrates
Perpetua ora por Dinócrates, su hermano, que murió siendo niño en medio de grandes sufrimientos. En una visión, primero lo ve triste y sediento, incapaz de alcanzar el agua de una fuente.
Después de sus oraciones repetidas, lo ve curado, sonriente y bebiendo en abundancia.
Esta escena es uno de los primeros testimonios de la oración por los difuntos en la tradición cristiana.
Felicidad: un martirio paralelo
El parto en la cárcel
Felicidad, embarazada, teme no ser ejecutada con sus compañeros (la ley prohíbe matar a una mujer encinta). Reza intensamente.
Pocos días antes de los juegos, da a luz a una niña en medio de sufrimientos atroces. Los carceleros se burlan de ella:
— «Y tú, que ahora gritas, ¿qué harás cuando te entreguen a las fieras?»
Ella responde:
— «Ahora soy yo la que sufre; allí, Alguien sufrirá en mi lugar, porque yo sufriré por Él.»
Este episodio la convirtió en un símbolo de valentía y de maternidad espiritual.
Su hija será adoptada por una cristiana de la comunidad.
El martirio en el anfiteatro
La entrada de los mártires
Los mártires entran en la arena con el rostro radiante. Cantan salmos. Saturus exhorta a la multitud a creer en Cristo.
La brutalidad de la escena contrasta profundamente con su serenidad interior.
Las fieras
Los hombres son entregados a osos, jabalíes y leopardos.
Perpetua y Felicidad, por su parte, se enfrentan a una vaca furiosa, animal elegido para simbolizar la feminidad.
La vaca las lanza violentamente por los aires, desgarrando sus vestidos. Perpetua se levanta, ajusta su túnica para cubrir su pudor y se arregla el cabello, «porque no era digno morir con el pelo desordenado, signo de duelo».
Este gesto sencillo se convirtió en un símbolo de dignidad invencible.
La muerte final
La ejecución final se lleva a cabo con la espada. El joven gladiador encargado de matar a Perpetua tiembla tanto que falla el golpe.
Perpetua guía ella misma la punta de la espada hacia su garganta.
Esta escena sobrecogedora fue interpretada como un signo de libertad interior total, el cumplimiento perfecto del martirio.
Un texto único en la historia cristiana
Un documento autobiográfico femenino
La Pasión contiene varios redactores:
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la propia Perpetua;
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Saturus, que inserta su propio relato;
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un redactor final que narra la ejecución.
En conjunto, forman un texto de humanidad excepcional, mezcla de diario íntimo, visiones místicas y relato martirial.
Una fuerza literaria poco común
Los historiadores y filólogos admiran:
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la coherencia del relato,
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la fuerza emocional,
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la sencillez del estilo,
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la profundidad psicológica.
El texto no es solo una crónica: es una obra literaria mayor de la Antigüedad cristiana.
El culto de santa Perpetua
Venerada desde el siglo III
Muy pronto, los cristianos del África romana consignan su historia por escrito. Tertuliano, contemporáneo del martirio, da testimonio de la popularidad del relato.
Los mártires son enterrados en los alrededores de Cartago, donde se desarrollará un culto duradero.
En la liturgia
Perpetua y Felicidad son mencionadas en:
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el Canon Romano (Plegaria eucarística I),
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los calendarios antiguos,
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el Martirologio Romano.
Figuran entre las pocas mujeres que, junto con Cecilia y Inés, aparecen allí con un honor tan destacado.
Modelos de fe
Perpetua encarna:
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el coraje femenino,
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la maternidad santificada,
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la fidelidad a Cristo,
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la dignidad en el sufrimiento,
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la fuerza de la esperanza.
Es una de las santas más representadas en el arte africano, italiano e ibérico.
Herencia espiritual
Perpetua, símbolo del testimonio cristiano
Su vida ilustra la palabra de Cristo:
«El que pierda su vida por mí la salvará.»
Representa la victoria de la fe sobre el miedo, de la esperanza sobre la crueldad, de la luz sobre la barbarie.
Maternidad y santidad
La lucha interior entre el amor materno y la fidelidad religiosa convierte a Perpetua en un símbolo profundamente conmovedor. Muestra que el martirio no es una locura, sino un acto de esperanza absoluta.
Una santa para los tiempos modernos
En nuestra época marcada por el individualismo, Perpetua recuerda:
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el coraje moral,
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la coherencia interior,
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el valor de la verdad,
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la fuerza de las convicciones espirituales.
Su historia conmueve por igual a creyentes y no creyentes por su dimensión humana universal.
Procesión de las santas mártires Perpetua y Felicidad en Cartago el 7 de marzo de 1901
Según la tradición del Berry, las reliquias de santa Perpetua, martirizada el 7 de marzo del año 203, fueron trasladadas en 439 a Roma, y de allí, en 843, por el arzobispo de Bourges, Raoul, a la abadía de Dèvres (o Deuvre), en Saint-Georges-sur-la-Prée. Tras ser saqueada esta abadía por los normandos en el año 903, fue trasladada a Vierzon en 926, y las reliquias de santa Perpetua con ella, al lugar del actual Ayuntamiento. Desde allí, estas reliquias fueron nuevamente trasladadas a la iglesia de Notre-Dame de Vierzon en 1807, donde se conservan hoy en día. Perpetua es la santa patrona de Vierzon y, desde su martirio, es invocada para la protección de los rebaños de ganado.
Santa Perpetua sigue siendo una de las figuras más fascinantes, poderosas y luminosas del cristianismo antiguo. Joven mujer noble, madre, escritora, visionaria, mártir, ha dejado una huella que ninguna persecución ha podido borrar.
Su diario íntimo, conservado casi milagrosamente, es uno de los escritos femeninos más antiguos de la humanidad y uno de los testimonios más sobrecogedores sobre la fe vivida hasta la entrega total de sí misma.
Más de dieciocho siglos después de su muerte, Perpetua sigue hablando con una voz fuerte, clara y resuelta, invitando a cada uno a vivir con valentía, con convicción y con una libertad interior que ninguna potencia de este mundo puede encadenar.
"Les Actes des Martyrs de Sainte Perpétue et Sainte Félicité" dans Les Actes des Martyrs par Louis-Marie de Lagrange. Éditions des Abbaye de Solesmes, 2009.
"Saintes Perpétue et Félicité : Témoignages et Tradition" dans Histoire du Christianisme par François de Menestrier. Éditions du Cerf, 2012.
"Reliques de Sainte Perpétue : Histoire et Vénération" sur Relics.es (consulté le 24 août 2024).
"Le Culte des Saints à Carthage et à Rome" par Pierre-Jean de Cléophas. Éditions de l'Université de Paris, 2007.
"Les Reliques de Sainte Perpétue à Vierzon : Histoire et Tradition" dans Archives Historiques de Vierzon par Jacques Delacroix. Éditions Vierzoniennes, 1995.
