RELICARIO, RELIQUIA DE LA VERDADERA CRUZ 1835 CON DOCUMENTO
RELICARIO, RELIQUIA DE LA VERDADERA CRUZ 1835 CON DOCUMENTO
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Raro gran relicario de bronce dorado que presenta un fino trabajo de orfebrería, combinando motivos florales y símbolos religiosos. Se apoya sobre una base octogonal ricamente decorada, que sostiene una vara esbelta que se abre en un conjunto de hojas, espigas de trigo y rosas finamente cinceladas. Este adorno vegetal enmarca un medallón ovalado central que alberga la reliquia de primera clase, un fragmento de la Vera Cruz, fijado sobre un fondo trabajado con gran detalle. La reliquia está rodeada de hilos de plata y filigranas de papel, adornada con pequeñas perlas que simbolizan la pureza, y está coronada por una gran cruz latina radiante.
El trabajo de dorado, los detalles cincelados y la disposición de los elementos confieren a este relicario un aspecto majestuoso y solemne, diseñado para la veneración de esta preciosa reliquia.
El relicario va acompañado de un documento original de autenticidad, expedido el 7 de abril de 1835 por Philibert de Bruillard (1765-1860), obispo de Grenoble en Francia, canónigo imperial de primer orden del capítulo imperial de Saint-Denis y canónigo honorario de la catedral de Notre-Dame de París, certificando la autenticidad de la reliquia contenida en su interior:
"A todos y cada uno de los que inspeccionen estas letras, atestiguamos y certificamos que, para la mayor gloria de Dios Todopoderoso, la veneración de sus santos y el aumento de la piedad de los fieles, hemos reconocido, a partir de documentos auténticos, una reliquia del Verdadero Madero de la Cruz."
"La hemos colocado con respeto en un relicario (...), bien sellado y envuelto con una cinta de seda de color (...) y marcado con nuestro sello."
ÉPOCA: 1835
DIMENSIÓN: 39 cm X 22 cm
TAMAÑO: 12" X 8,7"
La Vera Cruz hace referencia a los restos materiales de la cruz en la que Jesucristo fue crucificado. Entre los años 326 y 328, la emperatriz Helena, madre del emperador Constantino, el primer emperador cristiano de Roma, emprendió una peregrinación a Tierra Santa. Durante su viaje, descubrió un sitio donde se encontraban tres cruces, que se creía que eran las utilizadas en la crucifixión de Jesús y de los dos ladrones, San Dimas y San Gestas. Un milagro permitió identificar la cruz verdadera.
Fragmentos de esta cruz fueron posteriormente divididos y distribuidos por todo el mundo. La mayoría de las reliquias europeas de la Vera Cruz provienen de Constantinopla, de donde fueron tomadas tras el saqueo de la ciudad en 1204, durante la Cuarta Cruzada. En aquella época, obispos y caballeros llevaron estos fragmentos, a menudo acompañados de otras reliquias valiosas, a sus países de origen. Estas piezas fueron entonces ofrecidas a iglesias y monasterios, donde se convirtieron en objetos de veneración.