CILICIO ANTIGUO
CILICIO ANTIGUO
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Este cilicio metálico de 115 cm de largo, proveniente de un antiguo monasterio en el norte de España, representa una de las formas más severas de mortificación corporal practicadas por ciertas órdenes religiosas. Su impresionante longitud permitía envolverlo alrededor del cuerpo, aumentando la superficie en contacto con sus puntiagudas espinas y haciendo que su uso fuera particularmente doloroso.
Fabricado con cuerda gruesa, está reforzado por una serie de muelles metálicos enrollados, cada uno con afiladas puntas orientadas hacia el interior. Estos ganchos, dispuestos a intervalos regulares, se clavaban en la piel del usuario, provocando una incomodidad constante y transformando cada movimiento en un recordatorio incesante de sufrimiento y renuncia. A diferencia de los cilicios más cortos y localizados, este ejercía una presión dolorosa sobre amplias zonas del cuerpo, causando irritaciones continuas y profundas marcas.
La oxidación avanzada del metal y el desgaste visible de la cuerda atestiguan su antigüedad y su uso prolongado. Podía llevarse alrededor de la cintura, el torso o las extremidades, ajustándose con nudos para acentuar su efecto. Su excepcional longitud sugiere que también podía superponerse o doblarse sobre sí mismo para intensificar el dolor.
Este cilicio metálico no solo provocaba incomodidad física: imponía una auténtica prueba a quien lo llevaba, prolongando el sufrimiento durante largos períodos, probablemente durante la oración o el trabajo manual. Encarnaba una fe en la que el cuerpo debía ser disciplinado sin concesiones, donde el dolor se consideraba un camino hacia la purificación espiritual y la elevación.
Hoy en día, este objeto sigue siendo un impresionante testimonio de la austeridad monástica y la rigurosa disciplina que regía en ciertas órdenes religiosas. Su diseño, mucho más restrictivo que el de los cilicios convencionales, lo convierte en un impactante vestigio de las prácticas penitenciales más intensas.
PERÍODO : siglo XVIII
DIMENSIONES : 115 cm
TAMAÑO : 45"
El cilicio, un instrumento de penitencia utilizado voluntariamente, fue ampliamente adoptado en diversas comunidades cristianas para la mortificación corporal. Su propósito era combatir las tentaciones mientras fomentaba la identificación con los sufrimientos de Jesucristo en su Pasión y los frutos espirituales que de ella derivaban.
