La tête de Saint Jean Baptiste à la cathédrale d'Amiens-RELICS

La cabeza de San Juan Bautista en la Catedral de Amiens

La catedral de Amiens en Francia, contiene un cráneo preservado (hueso de la cara sin mandíbula inferior) que sería el del famoso profeta Juan Bautista.

Jean-Baptiste nació un poco antes Jesús. Treinta años después, fue llamado Juan el Bautista porque bautizado la gente en el Jordán. Un día, Jesús quiso ser bautizado, pero Juan Bautista se negó: no se consideraba digno de atarse los zapatos. Jesús insistió; así lo bautizó Juan el Bautista. En ese momento, una paloma descendió del cielo. Jesús se fue.t.

Más tarde, Jean-Baptiste fue arrestado. Salomé, una bailarina excepcional, bailó frente al rey quien, encantado, le ofreció la recompensa de su elección. La reina susurró al oído de su hija: La cabeza de Juan Bautista. Salomé obedece a su madre; así murió decapitado Jean-Baptiste.é.


Mientras este siniestroreliquia Según se informa perdido y encontrado muchas veces durante siglos de historia, el cráneo encontró el camino a su hogar actual después de viajar desde la extinta ciudad de Constantinopla. Durante la Cuarta Cruzada (1202-1204), Wallon de Sarton, un cruzado de la Picardía francesa, descubrió en las ruinas de un palacio en Constantinopla una reliquia consistente en una media bola de cristal transparente que contenía la sección facial de una cabeza humana apoyada sobre un plato de plata

Las letras griegas talladas en la placa afirmaban que el cráneo era el de Juan el Bautista. Wallon de Sarton tuvo que vender la bandeja de plata para pagar su viaje de regreso a Francia, pero mantuvo la delantera y, en 1206, entregó la reliquia al obispo de la ciudad de Amiens. Al darse cuenta de la importancia del objeto, la iglesia inmediatamente comenzó la construcción de la Catedral de Amiens.

losreliquia estuvo expuesta en la catedral de Amiens hasta la Revolución Francesa, cuando se hizo un inventario de todos los bienes y tesoros de la Iglesia y donde se confiscaron las reliquias. En 1793, representantes de la Convención exigieron que la reliquia fuera enterrada en un cementerio, pero el alcalde de la ciudad la guardó en su casa.

Unos años más tarde, en 1816, la cabeza de San Juan Bautista fue devuelta a la catedral y en 1876 se añadió una nueva placa de plata a la reliquia, devolviéndola a su esplendor histórico.

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