ESPEJO DE MANO CON MOTIVOS ESOTÉRICOS.
ESPEJO DE MANO CON MOTIVOS ESOTÉRICOS.
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Este espejo de mano excepcional, fechado a finales del siglo XIX, destaca por la intensidad simbólica y la imaginación esotérica que impregnan su diseño. Realizado en metal dorado y plateado, trasciende la simple decoración gracias a una carga iconográfica que evoca los mundos ocultos, alquímicos e iniciáticos.
El cristal ovalado está engastado en un marco calado repleto de figuras mitológicas y símbolos ambivalentes. La parte superior está dominada por una cabeza diabólica con barba ondulada, un rostro frontal de expresión penetrante, cuyos rasgos recuerdan a las representaciones del Bafomet o de dioses silvestres paganos asimilados al demonio en la imaginación cristiana. Esta figura central, adornada con motivos vegetales y volutas, parece surgir de un panteón arcaico. Está flanqueada por dos mujeres aladas, vestidas al estilo clásico, que sostienen un velo dorado como si quisieran revelar o consagrar el poder de la entidad que enmarcan. Esta teatralidad evoca una puesta en escena ritual, una revelación sagrada o infernal según la interpretación.
A ambos lados del marco aparecen, en altorrelieve, cabezas de carneros de cuernos enrollados, esculpidas con esmero. El carnero, en muchas tradiciones esotéricas, es un símbolo de poder viril, sacrificio, fuego, iniciación y renovación, pero también se asocia con la figura del Diablo en ciertas iconografías ocultas, especialmente en el tarot y la alquimia. Aquí, sus expresiones graves y orientadas hacia abajo refuerzan la aura ambivalente del objeto, entre luz y tinieblas.
La parte inferior del marco está decorada con un mascarón femenino, hierático, cuya mirada fija y tocado elaborado evocan a una sacerdotisa, una Sibila o una figura de mediación entre mundos. Este rostro marca el inicio de un mango acanalado, largo y delgado, que termina en un motivo calado trilobulado, estilizado a la manera de un sello ritual.
La parte trasera del espejo, en metal sin tratar, también presenta un trabajo de cortes complejos, y está provista de un anillo de suspensión — lo que sugiere un uso doble, tanto como instrumento personal de contemplación como objeto ritual o mágico, destinado a ser colgado, quizá incluso orientado según una lógica simbólica.
Este espejo no es un simple accesorio de tocador: es un objeto de poder, donde la imaginería clásica se cruza con el simbolismo hermético. Su presencia evoca tanto los espejos de adivinación como los instrumentos iniciáticos de logias o círculos ocultos del siglo XIX, tan aficionados al sincretismo, a la mística antigua y a los decorados inspirados por el Renacimiento mágico.
Inscrito en la tradición de los objetos simbólicos de fin de siglo, este espejo pudo haber pertenecido a una personalidad esoterizante o haber decorado el gabinete de un aficionado a las ciencias ocultas, apasionado por la mitología y el hermetismo. Su función va mucho más allá del reflejo: es umbral, paso, símbolo.
ÉPOCA: Francia, siglo XIX
DIMENSIONES: 32 cm × 12 cm
TAMAÑO: 12,6" × 4,7"


