Las reliquias de San Simón, también conocido como Simón el Zelote, son un preciado tesoro de la Iglesia Católica. Según la tradición cristiana, San Simón fue uno de los doce apóstoles de Jesucristo y viajó con él durante muchos años, predicando la buena nueva del reino de Dios. Después de la muerte y resurrección de Jesús, Simón continuó predicando la palabra de Dios y finalmente fue martirizado en Perses en Persia.
Las reliquias de San Simón han sido veneradas por los fieles de la Iglesia Católica durante siglos. Sin embargo, es difícil determinar la autenticidad de las reliquias de San Simón. Al igual que con muchas otras reliquias, los eruditos e historiadores han debatido durante mucho tiempo si los restos de San Simón son genuinos.
Los primeros testimonios de la existencia de los restos de San Simón datan del siglo IV. Los escritos de San Cirilo de Jerusalén se refieren a las reliquias de San Simón. A lo largo de los siglos, las reliquias se han movido varias veces y su ubicación exacta se ha vuelto incierta.
Sin embargo, en 1968 el Papa Pablo VI autorizó una investigación sobre los supuestos restos de San Simón, que se encontraban en una iglesia en Toulouse, Francia. Los expertos examinaron los restos y concluyeron que eran auténticos, aunque algunos huesos se habían perdido o movido con el tiempo.
Las reliquias de San Simón incluyen huesos que incluyen partes de su cráneo, dientes y dedos, así como valiosos relicarios en los que se guardan los restos. Los fieles vienen de todo el mundo para venerar las reliquias de San Simón y rezar por su protección e intercesión.
La fiesta de San Simón se celebra el 28 de octubre en la Iglesia Católica. Su vida y ejemplo continúan inspirando a los creyentes en su fe y compromiso con la justicia y la paz. Aunque se ha debatido la autenticidad de las reliquias de San Simón, no se puede negar su importancia espiritual y simbólica para los creyentes en la Iglesia Católica y para los cristianos de todo el mundo.