Los peregrinos piden a los santos interceder por todo tipo de problemas, pero hay que tener mucho cuidado con lo que piden al dirigirse a santa Foy, que parece tener un sentido del humor muy desarrollado. Las reliquias de Foy se guardan en un elaborado relicario dorado en Conques, Francia, donde han sido visitadas por devotos durante más de mil años.
El monasterio fue fundado en 819 y llevó una vida tranquila de contemplación durante los primeros 50 años de su existencia. En 866, los monjes estaban listos para llamar un poco más la atención, y así se dispusieron a adquirir una verdaderareliquia, la clave para acercar a los peregrinos religiosos -y sus piezas- a Conques. Con este fin, uno de los monjes es enviado a otro monasterio en Agen, que resulta ser el hogar de las reliquias de Santa Foy, famosa por curar la ceguera y liberar a los cautivos.
En vida, Sainte Foy era una joven romana martirizada en la ciudad de Agen como parte de las persecuciones de Diocleciano en el año 303. Cuenta la leyenda que la niña de 12 años fue colocada por primera vez en un plato al rojo vivo y que cuando el la intervención de los santos impidió que la mataran, fue decapitada. Después de su muerte, sus reliquias realizaron la variedad habitual de curaciones y visiones milagrosas, lo que las convirtió en una característica de la iglesia que atraía a la multitud, razón por la cual el monje de Conques las robó de Agen y las trasladó al monasterio de su ciudad.
Y así llegaron los peregrinos. Según cuenta la historia, Sainte Foy desarrolló su reputación de... curas inusuales. En particular, cuando un caballero vino a verla para curar una hernia escrotal, ella sugirió, en una visión, que encontrara un herrero dispuesto a abrirla con un martillo al rojo vivo. Sorprendentemente, este caballero siguió sus instrucciones divinas y se involucró en este terrible plan hasta el último minuto, cuando cayó hacia atrás, lejos del martillo, y fue curado milagrosamente por la fuerza de su caída.
losreliquias de la santa aún se conservan en el relicario de oro con forma de mujer que data al menos de 1010. Se trata de una estatua de madera de 33 pulgadas recubierta de oro y piedras preciosas, con un busto realizado a partir de un casco romano recuperado. El rostro varonil del relicario ha provocado debate: algunos estudiosos lo ven como el rostro de un emperador romano, mientras que Thomas Hoving ha sugerido que era la máscara mortuoria de Carlomagno. De todos modos, no es solo una gran estatua dorada, sino también el último ejemplo de este tipo de estatua, una vez común en la Edad Media.
La iglesia está decorada con escenas de la vida del santo, así como una gran escultura del Juicio Final en el exterior, en el tímpano sobre las puertas principales. El Monasterio de Conques sigue siendo una parada importante en la ruta del Camino de Santiago, donde los peregrinos se detienen para visitar las reliquias de Santa Foy y pedir su bendición para un viaje seguro.
El relicario ya no se conserva en la propia iglesia, sino en un museo situado junto al claustro. Se lanza todos los años el día de su fiesta, el 6 de octubre.