Saint Bénoît Labre nació el 26 de marzo de 1748 en Amettes, Paso de Calais, Francia. Era hijo de una familia campesina y tuvo una infancia religiosa, lo que le llevó a plantearse la vida religiosa desde temprana edad. Sin embargo, no era muy bueno en los estudios y a menudo enfermaba.
A la edad de 16 años, Benedicto dejó su hogar para seguir una vida de peregrinación y oración. Visitó varios santuarios en Europa, entre ellos Roma, Asís y Loreto, y se convirtió en un peregrino errante. Eligió vivir en extrema pobreza, vistiendo harapos y comiendo sólo mendigando. Su vida estuvo marcada por privaciones extremas y oración constante.
Bénoît Labre finalmente se convirtió en un ermitaño viajero, viajando de santuario en santuario, compartiendo fe y oración con las personas que encontraba en el camino. Su humildad y caridad conmovieron a muchas personas y se hizo famoso por su santidad y su estilo de vida austero.
El 16 de abril de 1783, Bénoît Labre murió en Roma a la edad de 35 años. Su muerte estuvo precedida por varios años de sufrimiento por enfermedades y desnutrición. Fue enterrado en la iglesia de Sainte-Marie-des-Monts, donde su tumba se convirtió en lugar de peregrinación.
Legado y canonización:
Benedicto Labre fue beatificado por el Papa León XIII el 22 de febrero de 1860 y canonizado por el Papa Pío XI el 8 de diciembre de 1881. Es reconocido como el santo patrón de los peregrinos, las personas sin hogar y los ermitaños.
La vida de Bénoît Labre es un ejemplo de abnegación y devoción a Dios a través de la vida de oración y de caridad hacia los demás. Su vida humilde y austera inspiró a muchas personas a seguir una vida de santidad como parte de su vocación religiosa o de su vida diaria.
Hoy en día, muchas iglesias y santuarios en todo el mundo están dedicados a San Benito Labre, y los creyentes católicos siguen venerándolo por su testimonio de fe y sencillez.